Son numerosos los vínculos que el sabio italiano Antonio Raimondi (Milán 1826-SanPedro de Lloc 1890) desarrolló en Ancash o Ancachs como se escribía en aquellos tiempos. Llegó al Perú un 28 de julio de 1850 en busca de un refugio por la complicada situación política de su país y con ánsias de estudiar aquellos ejemplares de la exótica naturaleza latinoamericana, que viera de niño en su lejana patria.
De acuerdo al pensamiento de la época, fue capaz de desenvolverse como naturalista, cronista, arqueólogo, historiador, geólogo, dibujante, etc. Poseía pues, un saber enciclopédico, por eso es justo llamarlo "sabio".
Recorría nuestra agreste geografía, aquella de la que alguien dijo "Dios hizo al mundo, pero deshizo al Perú", a lomo de mula, por precipicios y quebradas, cruzando los caudalosos y vertiginosos ríos, subiendo las punas, bajando a los valles, aún a costa de accidentes que pudieron costarle la vida y adquiriendo dolencias que maltrataron su existir, es que Raimondi como nacionalista del siglo XIX que era, también era un gran romántico y posiblemente podría decirnos ahora: "nadie ama lo que no conoce", el fue el primero en conocer al Perú y corregir el primer mapa de nuestro país hecho por Paz Soldán.
Así, estableció amistades imperecederas como con Ambrosio Ulloa, congresista por Huaylas a quien visitaba en Caraz, donde comprobó que esta ciudad, no sólo por sus dulces, sinó también por la afabilidad de su gente, no desmerecía el calificativo de "Caraz Dulzura" con el que se le conocía. Admiró la productividad de la exuberante "Huaylas Cosecha" y la impresionante vista de "Yungay Hermosura", por que de los demás pueblos él escribió sus opiniones pero jamás escribió los sobrenombres que ahora se le atribuyen.
A Huaraz, llegó un 16 de octubre de 1860 y aquí conoció a su futura esposa Adela Loli Castañeda (1867), con quien tuvo tres hijos: Enrique, María y Elvira, de quienes no queda descendencia.
Raimondi es recordado por la famosa y extraordinaria Puya Raimodi y la Estela Raimondi, la que descubrió en una casa particular de Chavín, sirviendo de mesa.
Raimondi analizó nuestras minas, aguas termales, etc., etc., etc., retrató en sus escritos los diversos pueblos del Callejón de Huaylas y en sus acuarelas documentó nuestra biodiversidad.
Celebremos el aniversario de su llegada a Huaraz recordando algunas facetas de su personalidad rediviva en cada cosa que él conservó para nuestra identidad.
